Siempre me han fascinado las unidades de medida, por su vocacional misión de poner orden a la aparentemente caprichosa naturaleza. Y si ese intento se produce en el ámbito de la psique humana, entonces ofrezco una sonrisa afectuosa por la difícil tarea que supone poner orden a nuestra mente.
Desde el Análisis Transaccional aparece el concepto de “stroke” o caricia (positiva o negativa). Es una caricia psíquica y se corresponde con una especie de caloría psicológica que recibimos o emitimos cuando interactuamos con los demás. Así, si alguien nos hace una observación, aunque sea negativa, nos está enviando una cantidad determinada de calorías psicológicas. En otras palabras, es mejor que nos censuren a que no nos hagan caso. El ostracismo y el aislamiento son causa de ausencia de recarga de calorías psicológicas.
El educador René de Lassus muestra en un gráfico algo a lo que llama “strokoscopio”. Muestra la cantidad de calorías psicológicas que recibimos cuando participamos en determinados actos de comunicación entre nosotros. Me llama la atención que, la mirada dulce, y la mirada dura, tienen la misma capacidad de carga.
La intimidad, entendida como un acercamiento honesto y sincero entre dos personas que incluya una buena conversación, parece, según el gráfico, que es la actividad humana que más calorías psicológicas nos aporta. Yo añadiría, a ser posible, que esa conversación se desarrolle bajo un sol moderado de primavera.