A la hora de abordar un reto personal es posible que me encuentre con alguna de las siguientes posibilidades:

NO SÉ LO QUE QUIERO. Tengo mayor facilidad para saber lo que NO quiero. Cuando pienso en lo que verdaderamente deseo, una pantalla negra, blanca, ¡qué se yo!, la nada, aparece.

• Si se me ocurre comentarlo a alguien: Una avalancha de consejos, por supuesto bien intencionados, me abruma.
• Tengo pensamientos automáticos. ¿Qué pasaría si pudiera “apagar la radio? Si pudiera tener la mente como un dispositivo electrónico en “stand by”, con el “led” rojo encendido. Descansando pero preparado.
• No he borrado los consejos. Los he transformado en información. Quizás pueda echar mano de alguno de ellos. Quizás no. No me preocupa.
• Esta mujer o ese tipo de ahí dicen que saben lo que quieren. ¿Cómo lo han sabido? Voy a ver.
  He oído alguna vez que SÍ que sé lo que quiero. El problema es que no sé que lo sé o que no asoma a la superficie.

¿Hago yoga?
¿Alguna meditación?
¿Estoy atento a mis sueños?
¿Hago que no me importa el tema a ver si aflora?
¿Quiero hacer caso a mi intuición?

• Quizás encontrando a la persona adecuada para hablar del tema. No sé. Una buena amiga para empezar.
• ¿Puedo ser creativo? Aporto muchos caminos que la intuición me apunta. Ya veremos si luego los razono.
• ¿Tengo miedo a no encontrar respuesta? Creo que no. La respuesta la tengo. Surgirá. Va a aflorar porque así lo quiero.
• ¿En qué ámbito de mi vida me concentro? ¿Los abarco todos?

¿Cómo funciono en mi trabajo? ¿Voy bien? ¿Me olvido de este tema?
Mi vida familiar. ¿Deseo focalizar en ella?
¿Mi salud? ¿Sé lo que quiero?
Voy a mirar las relaciones con los demás. No sé qué quiero hacer con ellas. ¿O si? En ese caso me olvido de ese ámbito porque sé lo que quiero.
El dinero. ¿Va a tener tema propio?
La transcendencia. ¿Me marea hablar de temas espirituales? ¿Voy a darle categoría de interés en mis temas? Si es así y no sé lo que hacer con él, lo contemplaré como “mi tema”.

 

SÉ LO QUE QUIERO. NO SÉ COMO CONSEGUIRLO.

• Puedo imaginarlo. Puedo verme allí. Me veo haciendo esto y lo otro.
• ¿Qué pasaría si pensara en el último paso que di para conseguirlo. ¿Cuál fue? ¿Y el paso anterior?
• Quizás con un poco de paciencia pueda trazar el camino inverso desde el futuro al presente. Luego será fácil hacer el camino inverso del camino inverso.
• He buscado información. Una lista de las habilidades necesarias para hacer lo que he visto en mi imaginación.
• ¿Me falta alguna habilidad? ¿Puedo adquirirla? ¿Cuánto tiempo necesitaría?
• Me pregunto si hablar con alguien de este tema puede ayudarme. A veces me ha funcionado. Quizás un buen amigo sea la persona adecuada.
• Añado la adquisición de las nuevas habilidades a mi PLAN DE ACCIÓN.

 

SÉ LO QUE QUIERO. SÉ COMO CONSEGUIRLO PERO ALGO ME RETIENE.

• Voy a mirar en la mochila que llevo siempre conmigo. Constato si llevo mucho peso y no puedo caminar bien. Quizás una creencia o un juicio caducado que no me permita ver las cosas con la perspectiva adecuada.
• Una vez oí hablar de la zona de confort. Si. Esa a la que estoy tan acostumbrado y que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Sé que el aprendizaje y el desarrollo están fuera de esa zona de confort. ¿Cómo salir de ella?
• Temo tener miedo. Si es así, prefiero al miedo como aliado. Que me susurre al oído sus mensajes y que luego se vuelva por donde ha venido. Le daré las gracias. Es mejor que no se sienta contrariado. Además, nunca se sabe si puede ser útil.
• Tengo una lista amplia de cosas o personas que pueden retenerme. Voy  a reflexionar.
• ¿Hablar con un buen amigo puede hacerme bien? Creo que sí.

 

SÉ LO QUE QUIERO. SÉ COMO CONSEGUIRLO Y ESTOY MOTIVADO PARA LOGRARLO.

¡A por ello!

 

SÉ LO QUE QUIERO Y LO HE LOGRADO.

Voy a tomarme algo para celebrarlo. Levantaré los brazos para demostrar mi alegría.

Quiero compartirlo con alguien.