He visto a personas que tienen muy claro cómo lograr un objetivo en sus vidas. También he podido constatar, en varios de ellos, que tienen creada una lista de los pasos a seguir para conseguirlo. Sin embargo, a pesar de tenerlo todo muy claro, nunca abordan la primera etapa del viaje. Quizás la más importante, porque es la que inicia el movimiento y tiene gran impacto en las siguientes.
Se atribuye a Aristóteles la cita: «Un buen comienzo es la mitad del trabajo».
En nuestro caso, sea o no sea un buen comienzo (quizás hemos empezado bien pero no lo sabemos), podemos identificar un proceso de comunicación muy importante: El feedback. Cuando hemos iniciado la primera etapa de nuestro camino, estamos enviando información hacia nuestro interior y exterior. Amigos, jefes, familiares o nuestra propia realidad interna puede devolvernos parte de esa información en forma de opiniones, consejos o comentarios que pueden hacer que ajustemos o repitamos esa primera etapa. A partir de ahí, es importante ofrecer la oportunidad, a los elementos que puedan aportarnos feedback, de que sigan colaborando en nuestras próximas etapas, si así lo consideramos.
Para poder aprovechar al máximo los comentarios que nos llegan acerca de nuestros pasos hacia el objetivo, podemos tener en mente lo siguiente:
- No busques mala intención por parte del emisor del comentario. En ocasiones, aunque haya sido así, puede ser valioso. Sé alentador hacia tí mismo. Incluso el comentario más demoledor puede serte útil.
- Busca activamente el feedback. Es extraño que te llegue sin que hayas puesto los medios para que eso ocurra.
- Sé específico. Determina el ámbito y no permitas que se aleje de lo que quieres tratar.
- Intenta tener a las emociones de tu parte. No permitas que te controlen a la hora de recibir feedback ya que disfrutan cogiéndolo y modificándolo a su gusto.
Y como siempre, da las gracias, incluso a ti mismo, por el tiempo invertido en el feedback.