La visión

Cuando deseamos iniciar un nuevo negocio podemos, en la fase inicial, utilizar herramientas que nos guíen en el camino que vamos a empezar. Una de ellas es la ‘declaración de la visión’, entendiendo por ello una exposición escrita de nuestras metas para dar sentido a nuestras futuras acciones de marketing y delimitar el ámbito de nuestra estrategia.

Piensa a lo grande.

Cree en máximos. La realidad ya nos irá poniendo en nuestro sitio. Si nuestro primer pensamiento no es ambicioso, cortamos nuestro crecimiento desde el principio. Habla como si ya lo hubieras conseguido (en tiempo presente y desde allí). Imagina que te hacen una entrevista y te hacen preguntas acerca de los logros de tu empresa, qué beneficios ha aportado a la sociedad.

Sigue un método.

Decide quién va a participar en la redacción de la visión. No utilices frases generales. Hacerlas más cercanas a nuestro negocio (el que ya tenemos, aunque sea mentalmente). La visión debe ser breve y concisa. Apenas debería sobrepasar las treinta palabras. A nivel temporal, es frecuente encontrar visiones a cinco años vista o incluso más. En cualquier caso, el plazo debes ponerlo tú.

Compromiso con tu visión.

El compromiso nace de tu interior. Nadie te lo impone. No sientes ninguna obligación. Escribe la frase y ponla en lugares que frecuentes, para que constantemente la leas.

Cree en la visión.

Si no tienes fe, no crees que vayas a conseguirlo, entonces es una mala visión. No sirve. No te ha enamorado. No forma parte de ti. Debes redactar una nueva.

Actualización constante.

Una visión no es permanente. Realiza modificaciones en tu visión si eso fuese necesario. Lo que es valioso hoy puede no serlo mañana. Reconocer que mi visión puede ser cambiada nos permite generar una relación de fidelidad y realismo que la optimice hacia el futuro.

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