Siempre es una incógnita que me emociona conocer personas por primera vez. Saber qué las ha llevado allí, qué expectativas llevarán, qué esperan encontrar, si lograré despertar su interés para otros encuentros futuros. Así siento mis encuentros de Mindfulness.

En esta ocasión, mi intención era dar a conocer una práctica que a mí me ayuda mucho a vivir la vida de una manera más consciente a como lo hacía hasta que entré en el Mindfulness.

Por eso me interesa compartirlo, poder ayudar a otras personas a sentirse más preparadas para enfrentar este mundo tan estresado en el que vivimos.

A medida que llegaba la hora convocada para el inicio, iban entrando al centro, pidiendo en recepción donde se celebraba la reunión. Yo me fijaba en sus expresiones: había expectativa, curiosidad, interés por recibir información.

Una vez empezamos, cada persona expuso brevemente que la había llevado a aquella conferencia. Pocos conocían el Mindfulness, otros ya practicaban meditación, y otros también hacían yoga.

Al oír las motivaciones de las personas, comprobé como muchos sentimientos y experiencias son compartidas por todos los seres humanos: el sufrimiento, la tristeza por la pérdida de seres queridos, también la necesidad de conseguir retos, ganar concentración, o reducir la ansiedad o el miedo. Agradecí esa sinceridad por parte de personas que no nos habíamos visto nunca, y que en un momento compartimos sentimientos profundos.

Finalmente, muchos mostraron interés en iniciar sesiones de Mindfulness, y nos dieron sus contactos para organizarlo.

Me sorprendió el hecho de ver cómo las personas buscamos ayuda, alguna técnica o «receta» fácil, o rápida que nos ayude a superar los problemas de la vida.

No puede esperarse que el Mindfulness vaya a ser uno de estos remedios, ya que tal solución mágica no existe. Pero si conseguimos entrenarnos en su práctica, tal como tenemos la costumbre de hacer otras cosas cotidianamente, poco a poco notaremos sus beneficios, y puede convertirse en algo que cambie la forma en la que vivimos nuestras vidas.