La “coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo, capaces de generar angustia y trastornos neuróticos” es, de todos los acercamientos que la RAE hace del concepto “conflicto”, el más intimista.
¿Quién ha sentido alguna vez la extraña sensación producida por la “ambivalencia”? Si. Esa cosa extraña que nos hace querer y no querer al mismo tiempo, estar en un sitio pero haber podido estar en otro perfectamente.
Tanto si el conflicto es con uno mismo o con otra persona, la figura del mediador y el concepto de “ambivalencia” devienen como elementos críticos. El rol tradicional sugería que la persona mediadora debía permanecer “lejos” de ambas partes para ser lo más imparcial posible.
Actualmente se habla más de cercanía. Estar cerca de uno pero también del otro. Sin tomar parte por ninguno. Catalizando los posibles acercamientos a una satisfacción negociada por ambos. Acercamiento, que por otro lado, sólo puede ser generado desde los protagonistas del conflicto.
¿Actúas de la misma manera ante un conflicto externo a ti o interno / intimista?
Los conflictos no son malos en sí mismos y son inevitables por el mero hecho de estar vivos. Además de sus cargas emocionales, los conflictos favorecen el aprendizaje, enriqueciendo la experiencia personal.
Saber gestionar las ambivalencias que aparecen en nuestra vida favorece nuestras relaciones interpersonales así como nuestro autoconocimiento.
¿Olvidamos entonces la etiqueta negativa que la palabra “conflicto” tiene?
¿Es el conflicto el que fortalece nuestra capacidad de resolución de problemas y entender perspectivas de otras personas que no ven las cosas de la misma manera que nosotros?
Hola Juan!
Conociéndote a través de tu blog.
Me encontré con este tu último post y me llamó la atención y seguí avanzando…
Muy ameno e interesante.
Un abrazo
Prem Isi
Me gustaMe gusta
Gracias, Prem Isi.
Un abrazo también.
Juan.
Me gustaMe gusta